Nuevo Comercio en la Calle

NUEVO COMERCIO EN LA CALLE | 2019

El desarrollo arquitectónico de carácter comercial en los últimos años se ha dado de manera egoísta con su entorno, donde los edificios se irguen como elementos aislados que desconocen el lugar que los circundan, se aíslan, ensimismándose en su propio ego y vanidad. Desconocen que la verdadera riqueza y potencial no está en ellos como elementos únicos e inigualables, sino en la posibilidad de mezclarse y ser parte de un todo.

Al analizar la concepción tradicional de los proyectos comerciales nos damos cuenta que en gran medida la finalidad de éstos es atraer al cliente, guiarlo a su interior, bombardearlo con mercancía y publicidad, desconociendo que mas allá de un indicativo que se puede sumar, restar y comparar, la población en si misma es un organismo que se interconecta, ya sea con ellos mismos y con su entorno, generando necesidades que van mucho mas allá que el simple hecho de comprar.

Los proyectos comerciales tienen el potencial de vincular su entorno y vincular múltiples usos en su interior, ya que es un uso “lubricante”, que puede servir como transición o complemento de todos los demás, puede generar tensiones entre las diferentes partes y puede dinamizar o apaciguar las interacciones de todo el sistema. El comercio es complemento de las demás necesidades básicas; vivir, trabajar, alimentarse o divertirse.

Actualmente el concepto principal del desarrollo de un edificio con diferentes usos es el de apilar, el de clasificar claramente la diferencia entre uno y otro, como si fuera un pastel. Pero ¿Si el comercio es complemento de todos los demás, porque no puede ser el elemento integrador del conjunto, donde los usos estén vinculados entre si, con el comercio como mediador y conector?

El tener todos los usos mezclados dentro de la totalidad del proyecto y que se extiendan hacia su entorno, sin segregarlos en paquetes independientes, da la posibilidad de integrar y dinamizar los espacios, donde se difuminan las diferencias entre las partes y se percibe el proyecto como una totalidad, una totalidad integrada entre si y con su entorno. El tener todos los usos próximos entre sí nos da la posibilidad de mejorar la eficiencia de los proyectos al generar usos comunes compartidos que se pueden integrar y complementar con los existentes en la ciudad.

 

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